Cuida tu Iglesia

“Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz”. (Ef. 4:3 NTV)

“Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. (Col. 3:14)

  1. La unidad es el alma de la comunión. Destrúyela, y arrancarás el corazón del cuerpo de Cristo.
  2. Es la esencia, el núcleo de cómo Dios quiere que experimentemos juntos la vida en su iglesia. Nuestro modelo supremo para la unidad es la Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo están completamente unificados como uno.
  3. Dios mismo es el ejemplo supremo del amor sacrificado, de la humilde consideración hacia los demás y de la armonía perfecta.

La Biblia dice: “Esfuércense, (Hagan todo lo posible) por mantener la unidad del espíritu en el vínculo de la paz”.

¿Qué podemos hacer para cuidar nuestra iglesia?

La Palabra de Dios nos da consejos prácticos:

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

1.            Nos enfocamos en lo que tenemos en común, no en las diferencias.

La Biblia nos dice: “Esforcémonos en promover todo lo que conduzca a la paz y a la mutua edificación”. Rom. 14:19

Busquemos en la Biblia:

1)            Rom 14:1

2)            2 Tim. 2:23

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

2.            Somos realistas con respecto a nuestras expectativas.

“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. (Ef. 4:2)

Dietrich Bonhoffer: “La desilusión con nuestra iglesia local es algo bueno porque destruye nuestras falsas expectativas de la perfección. Cuando más pronto dejamos la ilusión de que una iglesia debe ser perfecta para amarla, más pronto dejaremos de fingir y empezaremos a admitir que todos somos imperfectos y necesitamos de la gracia de Dios”.

Todas las iglesias podrían poner un letrero que diga: “No es necesario que se presente ninguna persona perfecta. Este lugar es solamente para los que admiten que son pecadores, que necesitan de la gracia divina y que quieren crecer”.

Bonhoffer señaló: “Aquel que ama más su sueño de una comunidad cristiana que a la comunidad en sí misma, se convierte en destructor de toda ella…”

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

3. Decides animar más que a criticar.

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez”. (Stgo. 4:11)

“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta”. (Satgo. 5:9)

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

4.  Te niegas a escuchar chismes.

“El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua”. (Pv. 20:19)

“El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos”. (Pv. 16:28)

“Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda”. (Pv. 26:20)

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

5.            Practicamos el método de Dios para     solucionar conflictos.

•              “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano”.  (Mat. 18:15-17)

Jesús le dio a la iglesia un proceso de tres pasos sencillos para solucionar un conflicto:

Paso 1: Hable a solas. Repréndele, explícale la falta.

Paso 2: Si  no te oye, vuélvete a reunir con uno o dos testigos.

Paso 3: Plantear el problema a la iglesia.

Cuidamos nuestra iglesia, cuando…

6.            Apoyas a tu pastor y a los líderes.

“Obedeced a vuestros pastores, (líderes espirituales) y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. (Heb. 13:17)

“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros”. (1 Tes. 5:12-13)

CONCLUSIÓN:

¿Cómo cuidas tu Iglesia?

1)            Te desafío a aceptar tu responsabilidad de proteger y promover la unidad de tu iglesia. Pon todo tu esfuerzo para lograrlo, y así agradarás a Dios. No siempre será fácil.

2)            A veces tendrás que hacer lo que es mejor para el cuerpo, no para ti mismo, dando muestras de tu preferencia por otros.

3)            Aprender a no ser egoístas. Aprendamos a decir “nosotros” en lugar de “yo”, y “nuestro” en vez de “mío”.

4)            No piensen sólo en tu propio bien. Piensen en los otros cristianos y en lo que es mejor para ellos.

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